miércoles, 6 de enero de 2010

La aventura de ser Maestro


El mismo tema sugiere hacer un análisis de mi propia experiencia como profesora, pues entre otras cosas me ha permitido conocer el punto de vista de otro maestro acerca de su propia experiencia, con lo que encuentro que las semejanzas se inclinan hacia el lado positivo de esta actividad. Hablar de la identidad como un pilar central, aunque no es privativo de la actividad docente sino que se aplica a cualquier otra actividad profesional, es un buen punto de partida para un análisis consciente ya que por desgracia, en el ambiente de la enseñanza, se encuentran insertas una buena cantidad de personas que ejercen esta labor sin una convicción real, en algunos casos la califican como una actividad que realizan al no encontrar opciones de ocupación y lo consideran un trabajo secundario pero que les puede ayudar en el aspecto económico personal con lo que no solo dejan en segundo término la obtención de buenos resultados por parte del alumnado sino que a veces ni siquiera lo toman en cuenta, solamente están atentos del tiempo que falta para que llegue el día de la quincena. Otro caso es aquella persona que cuando manifiesta que se dedica a la labor docente lo hace en términos de justificación, como pidiendo perdón o avergonzándose de la actividad que realiza. Podríamos mencionar otras situaciones como estas, pero afortunadamente existe el lado opuesto, las personas que encontramos en la enseñanza una oportunidad de llevar a cabo una labor que da resultados a corto, mediano o largo plazo indistintamente sobre todo cuando es llevada con honestidad y entusiasmo.

Cuando nos sentimos identificados con la enseñanza podemos estar seguros que hemos cubierto la parte medular de la actividad docente y saber que estamos ubicados en el mejor punto para coordinar todas las partes que intervienen en el proceso.

Identificar la actividad docente como el propio sentimiento de realización profesional nos permite además identificar en cada uno de los alumnos al ser potencialmente preparado para recibir la orientación adecuada para obtener resultados favorables de aprendizaje de acuerdo a una escala que seguramente tendrá variación de un alumno a otro. Conocerlos no solamente en lo que saben, sino en lo que piensan o en lo que sienten nos mueve a la búsqueda de técnicas o estrategias, que permitan que ahora el estudiante sea quien se sienta identificado con el proceso que se está llevando a cabo para su aprendizaje. Es por esto que no se puede dejar de mencionar a la motivación como un combustible importante para mantener vivo el deseo de la obtención de los resultados pretendidos. Motivar a un discente a entrar en una clase, no representa gran importancia, lo verdaderamente importante es motivarlo para que desee volver nuevamente a ella.

La aventura de ser maestro toma fuerza y un camino claramente definido cuando la motivación es al mismo nivel, cuando entra en el escenario de la enseñanza-aprendizaje la interacción como la más común de las actividades, cuando se rompen los viejos paradigmas del "Yo enseño porque Yo sé" y "Tú aprendes lo que Yo te enseñe" y cambiarlos por tantas formas positivas que podemos adoptar como “Yo soy afortunado de participar contigo en conseguir las metas de obtener conocimiento que "Tú pretendes y lo podemos lograr trabajando juntos".

Vivir esta aventura es realmente satisfactorio.

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